sábado, 29 de abril de 2017

Duelo

Visualiza.

[Te visualizo y aún estás dormido en mi cama mientras yo estudio historia. Qué bonito era arroparte hasta las orejas.
He estado pensando mil maneras por las que volver a mandarte un mensaje, y todavía no se me ha ocurrido ninguna.
Hace un mes te hubiese escrito para hablarte sobre cómo creo que va a ser el comienzo de la III Guerra Mundial, o para decirte que Marine Le Pen no puede ganar las elecciones, o simplemente para contarte que me he pintado las uñas de rojo.]

3ª Fase. Negociación: Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda.

Aunque todavía no estoy muy segura de si he superado las dos primeras, hay quien dice que lo voy haciendo poco a poco, que la negación ya ha pasado, y que la irá y el enfado se van a ir muy pronto.
Si hago una lista con los pros y los contras, pondría las mismas cosas en ambas.
Estoy intentando buscar una solución a tu pérdida y Abril no ayuda. Tampoco creo en eso que dicen que un clavo saca a otro clavo. A veces tener pensamientos claros me nubla la mente, a veces tengo tan claro lo que me conviene que no sé si es lo que quiero. Entre mi lista de soluciones está quitar todas tus fotos de mi habitación, guardar la ropa que te dejaste en una caja y meter la caja en el trastero, ya va siendo hora.  Quiero que seas feliz, de cualquier manera pero feliz. Pero yo también quiero serlo. Quiero que llegue ya la primavera.

Según  Elisabeth Kübler-Ross se describen 4 tareas para completar el duelo:
  • Aceptar la realidad de la pérdida. No vas a volver ni aunque quisieras.
  • Experimentar la realidad de la pérdida. Con todo lo que te he llorado podría llenar baobabs en África. Con todas las horas que no he dormido podría haberme estudiado el primer año de carrera.
  • Sentir el dolor y todas sus emociones. Me has dolido tanto que he dejado de sentir emociones más allá de un mangual dando vueltas dentro de mí.
  • Adaptarse a un ambiente en el cual falta el ser que murió o desapareció, aprender a vivir en su ausencia, tomar decisiones en soledad, retirar la energía emocional y reinvertirla en nuevas situaciones o relaciones. Ya casi me he acostumbrado a comer sola los domingos y no tener a quién llamar cuando estoy sola en casa. Ahora decido sola qué cenar. Todas mis energías ahora se focalizan en reconstruirme poco a poco.
Aprendí de ti a sostener el pasado por las mangas de la camisa,
para no tocarlo demasiado,
para que no duela.
Aprendí de ti a apagar la radio cuando la cosa se pone fea.

Aprendí de ti que la noche no es el final del día,
que ahí comienza todo lo que vale la pena
y que la pena, precisamente, suele morir a esas horas.

Aprendí de ti que la luz no es necesaria,
que los ojos pueden brillar sin que nada les ilumine,
que los ojos son otra historia, que la vista tiene que ver con el tacto.

Aprendí de ti que los bailes son discursos;
y gritos, y risas, y llantos.

Aprendí de ti que los árboles más fuertes son los humanos,
y que es en sus ramas donde debemos colgar nuestros columpios
con cuidado para que no se conviertan en soga.

-Nerea Delgado.



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