sábado, 24 de diciembre de 2016

Feliz Navidad

Querido Papá Noel.

Nos quejamos de ausencias falsas cuando no sabemos lo que es poner un plato menos en la mesa, ni saber que en algún hospital de Madrid está el plato que sí has puesto, pero que se va a quedar intacto durante toda la cena. No sabemos valorar muchas cosas, cosas que se aprenden con la edad. La familia es como una empresa, cuando unos se jubilan, se deben contratar a nuevos empleados. Aunque siempre aceptaremos mejor una baja por jubilación que una baja por enfermedad.

Cuando ya no hablamos de familia sino de amor, cierto es que solemos sentirnos muy desgraciados y muy solos. Pero eso es culpa nuestra por no haber sabido mantener aquello que a lo mejor surgió en verano, primavera u otoño. "Sois la generación que no quiere relaciones ni compromisos" ha sido el título de muchos artículos donde los adolescentes salimos muy mal parados; pero estoy de acuerdo, no las queremos, no somos capaces de tomarnos la vida en serio porque no estamos en la edad de hacerlo. Pero sabemos perfectamente con quien nos complementamos.

Querido Papá Noel,
Este año quiero algo de claridad y nitidez. Quiero saber lo que quiero y conseguirlo. Ya he sacrificado muchas cosas, no me hagas sacrificar más. Quiero que sepas que le he sonreído muchísimo a la vida, hasta cuando nadie creía que lo haría lo he hecho. Ya es hora de que ella me sonría a mí.



lunes, 19 de diciembre de 2016

Propósitos.


Nos ahorramos los malos tragos de los sábados de imaginarnos con otros al lado, de no extrañarnos más de lo que podemos soportarnos, de odiarnos por dar demasiada importancia a lo que hablamos. Pero queremos que pase para que nunca más nos pasemos de largo. - Iago De La Campa.


Esto no es una carta de amor.

[Suena "To build a home" de fondo mientras escribo, qué canción más bonita.]

Y claro que volveré a salir de fiesta, a bailar como si no hubiese un mañana encima de alguna tarima mal fregada. 
Y volveré a echarte de menos cuando suene alguna canción que lleve tu nombre escondido entre las lineas de la letra.
No sé, a veces pienso que te quise demasiado. Que ahora no soy capaz de pasar página porque doblé la esquinita de todas aquellas que me recordaban a ti, y no queda esquina que no haya doblado. 
Y claro que volveré a las rondas de chupitos en bucle hasta que no me acuerde ni de por qué estoy bailando a las tres de la mañana con un desconocido.
Y claro que me encantaría llamarte para que fueras tú quien me sacase a bailar, porque aunque me saques treinta centímetros, a mí se me da que te cagas bailar de puntillas.
A mí ya no me importa en qué caderas distintas a las mías apoyes tus manos, yo te conozco, y a mí no me engañas. No me lo tengo muy creído, creo en mí; que es muy distinto.
Y sé que lo mejor no siempre es lo que más gusta. 

En fin, que hay cosas a las que todavía no me acostumbro, y dudo que algún día lo haga.
Todo vuelve, nunca lo olvides. Pero quién sabe, quizás esta vez ya no sea yo, o tal vez no seas tú.


Poco se habla de los cerezos cuando no están en flor, 
se nos olvida que siguen siendo cerezos.


No siempre tú te ves como los demás te ven a ti,
y eso,
a veces,
es una gran ventaja.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Take a risk.

Suéltate el pelo.

A veces viene bien, de verdad.

Os lo dice la persona que tiene el papel de mami en su grupo de amigas, la que cumple a diario su lista de cosas por hacer y llora cuando cree que ha fallado a los demás antes de pararse a pensar si se ha fallado a sí misma.

Soltarse el pelo es algo así como conducir por primera vez, sin carnet. Tuve la misma sensación al entrar en jefatura de estudios para solicitar un cambio que al sentarme el en asiento del conductor y agarrar el volante.
Hablaba con rodeos, creo que antes de decir que me quería cambiar, expuse una lista de motivos que había casi memorizado hacía varios días. Entonces sueltas poco a poco el embrague, y vas pisando con más fuerza el acelerador. Entre medias tienes el freno localizado, por si acaso.
Y cuando me decidí a ir a grano, me sorprendieron la aceptación y naturalidad. Claro que al principio a penas pasas de los quince kilómetros por hora. Vas en línea recta y por el carril del aparcamiento.
En ese momento me solté un poco, la voz dejó de temblarme y respiré un poco más hondo. Me transmitió mucha confianza el hecho de poder seguir adelante con mi propuesta. Un horario nuevo y una clase nueva. Coges confianza y te lanzas al carril de la derecha. Cruzas un paso de peatones y sigues.
Solo tuve que especificar que me presentaría a las recuperaciones de aquellas asignaturas que me variaban. Corro el riesgo de que se me haga muy pesado, de que no me vaya tan bien como espero. La policía puede aparecer en cualquier momento y pedirte  el carnet de conducir que no tienes, o puedes incluso tener un pequeño accidente.
Pero tengo tantas ganas y estoy tan contenta, que estoy casi segura de que podré. Vale, una vez le has cogido el tranquillo: para. No esperes lanzarte a la rotonda el primer día, ni el segundo, ni el tercero... Las cosas requieren su tiempo. Pero te has quedado con las ganas de pisar un poquito más fuerte, y de girar el volante; pero aún es pronto.
Creo que crecemos a medida que aprendemos a tomar decisiones. No es nada fácil tomar una decisión por ti misma; no fardo de valentía. Nunca soy capaz de no escuchar los comentarios de la gente que me rodea; así que las escuché. Las primeras veces nos viene bien tener alguien al lado que nos diga cómo y cuando debemos pisar cada pedal, te ayuda a sentirte más segura.
Pero como siempre, la última palabra la tienes tú. Y yo la tenía bastante clara desde el primer instante que se me pasó por la cabeza. Ahora tú decides cuando pisar el embrague y el freno, sin que se te cale el coche.

Adelante, hace un invierno precioso para soltarse el pelo.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Locus amoenus

"En verso todo queda mejor"- Dicen.

We were not born in sin.
Leave a note on your bed;
let your mother know you're safe.
And by the time she wakes,
we'll have driven through the state,
we'll have driven through the night.
Baby come on
-The Lumineers-

Y corre, come, cámbiate de ropa y vete a la biblioteca.
Y corre, termina de pasar los apuntes para coger la técnica.

Ponte rápidamente con matemáticas.
Vaya, no entiendo nada de trigonometría.
Pues espérate a química
¡menuda la que se nos viene encima!

Y corre, solo quedan deberes de tecnología industrial,
y corre, unas cuantas frases de sintaxis más.

Pero cuando llegues a casa,
nada de descansar;
todavía queda un asignatura más:
hacer vida familiar.

Y corre que te pilla el toro,
quedan dos semanas para darlo todo.
Como si así no llevase ya dos meses
tranquila, "la vida del estudiante es benevolente."

Por fin a dormir.
Solo son la una y media de la madrugada,
y mañana a las siete y media en pie
¡seguro que estoy totalmente recargada!

El viernes quiero ver a mis amigos
después de toda la semana
no hablemos de fiesta,
que tengo que estudiar mañana.

Y cuando llega el domingo,
nadie se va pronto a la cama.
Empezar bien un lunes
es tan difícil como acabar bien la semana.

El problema no está en los estudiantes,
ni en el sistema educativo.
Digamos que yo me quejo de la poca empatía 
que estáis teniendo, queridos amigos.

Y digo amigos irónicamente
por si claro no quedase,
que en el instituto somos conocidos,
somos solo los de clase.

Amigos profesores,
no queremos un instituto americano,
ni un baile de fin de curso.
Queremos tan solo terminar bachillerato.

Terminarlo con la ilusión de seguir,
no de amargura por existir.
A veces no animáis,
ni si quiera motiváis.

Si en vuestro lugar yo estuviese,
me hundiría moralmente.

A nadie aprobar por pena pedimos,
que las lágrimas no os enternezcan,
queremos muchas más explicaciones
y mucha, pero que mucha paciencia.

También pasasteis por lo mismo,
estudiantes fuisteis también;
todos habéis sufrido lo que
tan infravalorado está: el estrés.

Hablamos de llegar a la Universidad,
donde al parecer todo es un Locus Amoenus.
Ya no estoy tan segura,
de querer estudiar cuatro años más enteros.

Igual soy un poco cobarde,
igual no sirvo para esto.
Intenté engañarme a mi misma,
y ahora abandonar no puedo.

Llorar de nada sirve,
el corazón no es waterproof.
No hay nada que peor lleve
que ver cómo me calo por dentro.

Y aunque me haya equivocado,
y no pueda dar marcha atrás.
Después de todo esto,
no tenía pensado abandonar.

Para llegar a su meta
cada uno elige su camino
y creo que voy a llegar, 
aunque haya elegido muy mal el mío.

Lo siento papá,
no seré una gran ingeniera.
Tampoco cirujana
ni mucho menos arquitecta.

Pero un día me dijiste:
"haz lo que te guste; y en ello, sé la mejor.
Bien puedes ser barrendera, pero sé la mejor barrendera".
Y yo no quiero ser una ingeniera más.
Yo siempre he querido destacar.

Y si no puedo hacerlo en un círculo,
me mudaré a otro.
Demasiada competencia en este,
y hay cosas que añoro.

Querida tripulación,
voy a dar un giro a la veleta
nos hemos equivocado de coordenadas
nuestra dirección no es esta.


Viento en popa a toda vela.
Yo quería navegar en calma.
Sin prisa pero sin pausa.
Yo quería reconstruir mi alma.


Dirección a tierra firme,
en busca del Lugar idílico
ese donde hay magia.
Donde todo es tan perfecto que parece irónico.

Que lo importante no es lo que te digan los demás.
Tampoco saber mucho álgebra lineal.
A quién le importan las tangencias.
Yo solo quiero poder llegar hasta el final.

Que algún día escriba tanto que me duela.
Que se me seque la lengua de hablar.
Que me quede sin ideas,
Quiero enseñarle al mundo mi capacidad.