miércoles, 28 de septiembre de 2016

Observaciones.

Ceguera.

Siempre vemos, y algunas veces miramos. A veces miramos, pero no observamos.
Supongo que son cosas de la edad. Cuanto más mayores nos hacemos más cosas miramos, y poco a poco vamos observando.
No hace mucho que he aprendido lo que es observar, su significado. Pero desde que soy consciente de ello, os afirmo que hay historiadores y estudiantes de Bellas Artes que no tienen ni idea. Guías turísticos que no se dan cuenta de lo que están hablando. Profesores que te miran, pero nunca te han observado. Amigos que dicen que son personas observadoras y se les pasan los detalles más importantes de su entorno.

Supongo que observar es sacarle punta a una perspectiva general.
Me he quedado mirándote a los ojos más de una vez para ver cómo se dilataban tus pupilas y confirmar lo confirmado. Lo primero que miras al abrir el frigorífico y la manera que tienes de reirte en falso cuando algo no te hace gracia.
La forma de andar de las personas a las 08:27 am. Cómo se miran dos personas que tienen algo y lo intentan llevar en secreto. La mirada de envidia. La mirada de odio. O la de alegría que va acompañada de una sonrisa ligera.
He observado como mi abuelo se ríe de mí cuando me ve cocinar en la cocina del pueblo (que es prehistórica) y creo que desde ese momento soy más persona.
He observado a mi padre llorando delante de la tumba de mi hermana y no hay cosa que más me haya partido el corazón; es un dolor que se transmite no cuando miras, sino cuando observas.
Y tienes que observar hasta llegar a las últimas consecuencias. 

Hay quien dice que observar no es bueno para la salud. Que se vive mejor en la ignorancia y que observar es contraproducente. Totalmente de acuerdo. Pero la sabiduría es la esencia del ser humano, sin duda alguna; es lo que nos distingue de los demás seres vivos de la Tierra.

Observar sin duda es un privilegio no al alcance de todos,
te he observado en todas tus formas,
y en todas ellas se descubre la vida. 

Dicen que los versos son solo palabras,
pero si te paras a observarlos,
a veces se convierten en balas
que te disparan a medida que lees. 

Se me quedaron trabados
los -"quédate"-
ahora me escuece la garganta,
me arden los -"no te vayas"-

Y es que una parte de mí
realmente,
esperaba que no lo hicieras.

Un disparo poco disimulado,
mi poesía no entiende de censura.

Por culpa de la poesía
terminé en medio del océano,
en un barco que hice mío,
a la deriva, pero en compañía.

Obsérvalo todo,
observa la poesía.
Aprende a leer entre líneas
y verás que a veces
nada es lo que parecía.

Tampoco es tan difícil escribir
ni en verso, ni en prosa;
lo difícil es transmitir.
Y después de mucho observar he llegado a la conclusión de que a cada persona le llega algo de este naufragio. Y me da igual si es compasión, amor, libertad o calor. 
La clave es la sensación. Observad el mundo a vuestra manera, no hay ninguna concreta y correcta. 
Y quedaos siempre, siempre, con quien observe vuestra forma de interpretar el mundo, o simplemente os observe (a secas) o se esfuerce en intentarlo mientras leéis, escuchéis música, cantéis, bailéis, coméis, habláis... 

Descripción gráfica del mejor observador de mis actos hasta ahora.
[Segovia, agosto 2016]

lunes, 19 de septiembre de 2016

Terapias.

Querida conciencia:

Le he cogido un miedo increíble a los comienzos, a las copas de más y a los besos robados. 
Julio y Agosto fueron una locura, he de confesarlo. No me arrepiento de nada, pero tampoco estoy orgullosa. Noches de copas, besos y manos que daban frío y no calor. 
Septiembre nos hace volver a la realidad, cambiar de peinado, y de horario.
A veces trae personas nuevas, nuevas mentes que te hacen cuestionarte.
El verano se acaba y vuelve el frío. Vuelve la lluvia, los días cortos, y las noches largas.
He vuelto a todas mis costumbres. He vuelto a todo; menos a quererle en público, ahora me lo guardo en lo hondo. Y quieras que no te afecta, estoy jugando con la ilusión de terceras personas y eso no te gusta.
Aunque tampoco me duele tanto, amar no es querer mucho (estáis muy equivocados con ese concepto), amar significa anteponer la felicidad de la otra persona a la tuya por amor; y yo le amo no sabes cuánto. Tanto que me he creído mis propias mentiras para no hacerle (o hacerme) más daño. Me he repetido una y otra vez que ya no me quería, y que yo a él tampoco. -"Tengo que rehacer mi vida"- Me lo he aprendido como un temario, y ya me lo sé de memoria. Pero supongo que son como esas páginas de biología que me veía memorizar, me las aprendía al pie de la letra pero el día posterior al examen ni de los títulos me acordaba.
Siempre supe que esto terminaría pasando tarde o temprano, sabía que cuando nadie me atase a nada sería yo la que diese que hablar entre los corrillos del patio a la hora del recreo. A todos nos gusta cotillear sobre quién estuvo con este o con la otra el fin de semana. He vuelto a robar almohadas en casas ajenas. Eso sí, ahora me voy antes de dar los buenos días. Con lo que yo no contaba era con tenerte tan cargada, amiga conciencia. Pensaba que sería más fácil. Que eras un mito típico y falso, pero no. No puedo permitirme ser dos personas diferentes y callarme como un vegetal.
No puedo conocer a gente, no siento la necesidad de hacerlo. Pero sin embargo robo besos cuando me apetece y a quien me apetece sin pensar en nada, lo siento. No es que lo busque, pero me acaban encontrando casi siempre. Y el día siguiente si te he visto, no me acuerdo. Porque hay veces que un posit con una frase de esa canción te recuerda el por qué sigues en espera y no pasas de página.

Querida conciencia, no me odies mucho. Te escribo esta carta pidiéndote perdón. No tengo pensado cambiar mi forma de ser hasta que venga alguien que me encarrile de nuevo en las vías. Todos hemos descarrilado en algún momento, no es ningún pecado.

17 semanas sin ti:


Empecé a vivir
con una desconocida
que gritaba tu nombre
por las noches,
y que calmaba
con versos sordos
a la llegada del invierno. [...]

Vinieron entonces
los reproches,
los "te quiero"
-pero más a mí-,
el "te olvido pero te sueño",
ese "déjame ir, pero no te canses de volver".

Solo entonces entendí
que la única lucha perdida
es aquella en la que peleas
contigo mismo.

Me vi así
buscando en camas ajenas
cubrir ese hueco
esas horas de insomnios,
esas noches.

-Saray Alonso; "Cuando tú ya no".-










viernes, 9 de septiembre de 2016

Píldoras.

¿Fidelidad 100%?

1.n. Fidelidad: Proviene del latín fidelitas. Indica lealtad, firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, en el cumplimiento de los compromisos establecidos.

Con todos mis respetos, pero nadie, y digo nadie, le ha sido fiel a todas y cada una de las personas que le rodean durante lo que lleva de vida.
Hay miles de maneras de ser infiel a alguien, así que por probabilidad matemática, todos hemos sido infieles alguna que otra vez.
El problema es que solo valoramos las infidelidades a nivel amoroso, a lo que vulgarmente llamamos "cuernos". Pero también somos infieles cuando incumplimos una promesa, cancelamos un plan en último momento o simplemente cambiamos de grupo de amigos en una misma tarde. Ahora paraos a pensar y decidme: ¿Cuántas veces habréis sido infieles a alguien? Muchas muchas, estoy segura. Yo por lo menos no podría contarlas.
Pero voy a centrarme en las infidelidades amorosas porque son de lo que más me interesa reflexionar últimamente y porque si empiezo a escribir sobre todos los tipos de infidelidades que cometemos no acabo nunca.
¿Por qué perdonamos pensamientos y no acciones? Todos en algún momento hemos tenido pensamientos o fantasías con personas diferentes a nuestra pareja;  ¿Por qué nos da igual que nuestra pareja nos diga las/os famosas/os con los que se acostaría y luego nos mosqueamos si miran a otro/a por la calle? Elsa Pataky, Leonardo Di Caprio, Adriana Lima, o Mario Casas como ejemplos de amores platónicos; ¿A caso ver porno no es una infidelidad? La soledad está presente hasta con pareja en bastantes ocasiones amigos; ¿Por qué os jode tanto que vuestras parejas os engañen si luego me reconocéis en persona que os montaríais un trío? Cómo lloramos y cómo nos revienta cuando nos engañan, pero luego el trío es un sueño por cumplir (o cumplido). Obviamente no generalizo, todas estas cuestiones surgen de personas concretas y sé que pueden ser aplicadas a muchas más.
Qué estrictos somos a la hora de perdonar las infidelidades que no nos interesa perdonar. No nos gusta que la gente hable y comente. Pero, ¿quién conoce mejor que tú tu propia relación? ¿Quién es quién para opinar y decidir sobre como llevamos cada uno nuestras relaciones?
Me parece tan absurdo cuando criticáis a una pareja que se han perdonado las infidelidades, que no me queda otra que saltar. Qué sabréis vosotros si se quieren o no, si se aman o no. No digo que serle infiel a tu pareja sea un acto bondadoso y honrado, porque no lo es. Pero todo el mundo tiene deslices, copas de más... Perdonar a alguien a quien verdaderamente amas que se muestre totalmente arrepentido no es no saber valorarse, dejad de ponerle un nombre equivocado a las cosas sin tener ni idea. Valorarse es darse cuenta de lo que uno necesita para ser feliz y luchar por ello, y a mi me da igual que no lo entendáis, no me hace falta. Está claro que hay infidelidades que hacen más daño que otras, hay algunas que arrasan con todo y no hay medios para arreglarlo. Pero nos tomamos todo demasiado en serio cuando nos interesa.

Atención: la dignidad no se pierde perdonando unos cuernos; el amor propio no se mide en lo duro/a que seas con los demás. No hagas caso a nadie, nadie mejor que tú sabe qué es lo mejor para ti. No pidas consejo, no se necesitan en estos casos.


Y yo (personalmente),
sí perdonaría unos cuernos,
porque a veces es verdad eso de que
es peor el remedio que la enfermedad.
Aunque no os digo que a esa 3ª persona no me diesen ganas de escupirla en la frente
y la culparía de todo aún sabiendo que no es su culpa.
Perdonar a alguien a quien amas nunca debería ser un esfuerzo.
Y os aseguro
que yo me quiero más que a nadie.
Y me valoro.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Sin título.

"Tu nombre suena
a días de tormenta;
haces que yo viva siempre alerta.
Tu cuerpo pide
que te tenga bien cerca,
                                                        sigo esperando una respuesta
                                   entre   tú y yo..."
-Dellafuente-

El nombre de las cosas

Antes de nada, no os extrañéis por el encabezado, no vengo a reflexionar sobre por qué las mesas se llaman mesas o el por qué llamamos árbol a un ser vivo vegetal.
Hablo del título que les damos a las relaciones. Hablo de la diferencia entre “lío serio” y “estar saliendo” o “ser novios”; me río solo al escribirlo y pensar en la cantidad de gente que cree que hay una diferencia a nivel de seriedad o compromiso, que va, eso lo pones tú.
Los nombres solo aportan límites.
Manda narices que seamos tan cuadriculados que le tengamos que poner un nombre a todo lo que nos rodea; os creéis que sois libres y en verdad no os da la gana de serlo, solo sois libres en vuestra 'zona de confort'. Y a eso ni si quiera lo llamaría libertad. Aunque siempre podremos hacer de una jaula un locus amoenus.
Hablo de cuando establecemos una relación con alguien y nos preguntamos '¿qué somos?' Como si la respuesta nos fuese a aportar un suspiro de alivio necesario. No os penséis que un título os va a aportar importancia, ni aprecio, ni mucho menos aplausos (o por lo menos por mi parte). Conozco 'novios' que me  dan asco y también parejas sin nombre que solo son dos personas que se conocen y se juntan sin ser nada y en verdad lo son todo el uno para el otro.

Maldita manía que tenemos de tomarnos más o menos en serio unas cosas u otras según su nombre.

Aunque a lo mejor lo que a mí me dolió un día no fue darle un nombre a mi relación, sino quitárselo.

Así que creo que lo mejor es no ponerle nombre a nada, para no poder quitárselo.
¿O acaso os creéis que cuando les quitamos el nombre también dejamos de sentir? Qué ingenuos, esto no es magia, ni tampoco somos robots, no estamos programados. Seguro que más de uno y más de dos siguen enamorados de su primer amor aún habiendo pasado años. Simplemente hay personas que son debilidades, sin título, ni nombre, ni adjetivos, ni comentarios; debilidades. Personas a las que un día les dimos un título, y al quitárselo no paso absolutamente nada, nada dentro de nosotros; igual creímos que seríamos más libres al decir adiós, pero ya sabéis que no sois libres por lo que decís o hacéis, sino por lo que sentís.
Yo no creo que la esencia de una relación sea la felicidad (porque la felicidad no deja de estar atada a la libertad), sino la libertad dentro de ella. Y mira que os cuesta, os cuesta soltar la correa más que abrir la mente, y ya es decir. Abrid la mente, y las relaciones.
No necesito ningún título para querer a alguien, ni para liarme con él, ni si quiera para ir más allá de un par de besos.
No necesito a nadie que me diga que soy muy liberal, ya lo sé yo, y estoy orgullosa de ello. Me hace gracia cuando mi "hago lo que quiero" se convierte en un "eres una guarra" en bocas ajenas. Genial. Pues sí, y feliz.
Podéis o puedo quitarme todos los títulos que tengo, que voy a seguir sintiendo si quiero.

Últimamente a bordo se respira libertad, aprovechad e inspirad hondo.
He tirado por la borda todos los títulos que me he encontrado por cubierta, camarotes e incluso bodega.
No veáis como pesaban, ¡qué de carga!
Ahora nuestro barco va mucho más rápido.
Os animo a salir y daros un baño, el mar es transparente por aquí y está lleno de peces.
Disfrutad del baño que vamos a hacer escala.