martes, 19 de febrero de 2019

Fluoxetina

Al fin y al cabo el amor es una buena razón para que todas las cosas fallen
La Casa de Papel

Si esta va a ser la última vez que me leas, me gustaría decirte algo:

Me sabía de memoria todas las fechas especiales que no teníamos, los cumpleaños de algunos de tus familiares y las razones por las que tenía claro que quería seguir creciendo a tu lado. 

De entre todas las relaciones que conozco de cerca, la nuestra era casi idílica. O a lo mejor yo la veía así desde dentro porque te he querido más que a mi misma en muchas ocasiones.


El problema es que las personas somos seres complejos, algunos lo somos mucho, y eso tú y yo lo sabemos perfectamente. Un día me dijiste algo así como: las personas encajamos en algunas etapas de nuestra vida y en otras no. Nosotros encajábamos, joder. Yo siempre estuve dispuesta a tirar de ti cuando tú no podías hacer otra cosa que sobrevivir. Y ahora que necesitaba parar para coger aire, tú no fuiste capaz de tirar de mi. No sabes cuánto me duele que no hayas podido hacer por mi lo que yo sí supe hacer por ti en su momento. 

Pero no te culpo, ni te odio, ni te guardo rencor; no desde aquel día en el que te abrí la puerta del baño mientras te duchabas para vomitar la comida que me habías preparado hacía menos de una hora con todo tu cariño. Días después fue cuando me di cuenta de que tenía un problema de verdad. Me hiciste ver que podía arreglarlo y cuando por fin me decidí a plantarle cara, te vino grande.

Te lo he dado todo (o casi todo) y tú me lo has tirado a la cara y has salido corriendo. Podría sentirme peor, pero si fuera así no estaría escribiendo esto. Estarías llorando en mi puto entierro. Y nunca quise hacerte llorar. Me quedaron un montón de cosas por enseñarte, quería llevarte a un museo, hacerte ver una obra de teatro y celebrar contigo que ya podía salir a comer fuera de casa sin miedo. 

Aunque en el fondo mi mayor miedo y lo que más triste me pone es que ahora consigas ser más feliz sin mi de lo que fuiste conmigo. Me imagino que ese sentimiento no es tan egoísta como suena, ni tan rastrero, habrá más gente que se sienta así y no lo diga. Pero me estoy esforzando mucho por aprender a asumir mis sentimientos sin avergonzarme de ellos y escribirlos me ayuda.


Estoy bien, sé que te preocupo y que piensas en mí. Estoy bien. Estaba mejor contigo, pero sigo viva y no me he salido del caminito que tanto nos costó trazar antes de que te levantaras un día de la cama conmigo al lado, y me dijeras que ya no querías seguir el camino porque habías decidido trazar el tuyo propio sin mí.

No sé si me muero de ganas por verte volver o realmente quiero estar sola un tiempo. No lo tengo muy claro, lo que sí sé es que yo tengo más peligro con dos cervezas que tú con los ansiolíticos. Así que de momento espero no encontrarte en ninguno de los garitos a los que suelo salir de fiesta.

Algún día te darás cuenta de que te quise como si me fuera la vida en ello.

Ahora no, pero un futuro muy lejano espero que encuentres a alguien que sea capaz de tratarte como yo te he tratado, porque al fin y al cabo, es lo que te mereces. Gracias por todas las cosas bonitas que me decías cuando estábamos desnudos.

Encuéntrate a ti mismo pronto, y que me tengas como amiga

Ana. 

sábado, 2 de febrero de 2019

Manifiesto delirista

 Voy a escribir en muros toda mi tristeza, hasta que la lluvia borre parte de mis letras.
- Love of Lesbian.

Me levanto todos los días pensando en todo lo que tengo que hacer. Qué me voy a poner, a qué hora tengo que salir de casa para coger el autobús, cuántos minutos tengo para lavarme los dientes... Intento cerrar los ojos 5 minutos más y no puedo. No puedo ni escuchar el silencio de mi habitación. No sabéis lo que es sentir que te estás volviendo loca, pero loca de verdad. 

Hay días que no me apetece levantarme de la cama, pero sé que si no me levanto, mi cabeza me va a seguir gritando lo que tengo que hacer. Y mira paso, nunca me ha gustado que me griten. 

Hay veces que pienso en qué tendría de malo morir, en plan: ¿sería tan egoísta quitarse la vida? Y me quedo un rato mirando al techo, pienso en mis padres y la respuesta es: SÍ. Así que voy a hacerles el favor de simular que tengo vida por dentro. Porque en realidad sé que la tengo. El problema es que últimamente tengo menos iniciativa que el Senado. 

Quiero pensar que estoy intentando ayudarme y que quiero hacer la digestión como las personas normales, pero me han repetido tantas veces que no lo estoy haciendo bien que se me han quitado las ganas de intentarlo. No puedo decirle a nadie que no me está ayudando porque yo tampoco sé como hacerlo. No paro de pensar que todavía no estoy lo suficientemente delgada, que todavía no me entran los pantalones como yo quiero que me entren. 

Podría comerme toda la masa corporal que me sobra y luego vomitarlos en cualquier baño público de un centro comercial. Y eso que sé que no he pesado 42'5kg (que es lo que peso ahora) desde que tenía 8 años. 

Me he dado cuenta de que soy peor persona de lo que pensaba y me estoy traumatizando. No me dolería reconocer que no le deseo el bien a todo el mundo o que a veces he sentido tantos celos como en los viejos tiempos... Creo que intenté bloquear parte de mis emociones "negativas" hace años y ahora con todo lo que me está pasando, han explotado dentro como la apendicitis.

Ahora ya no puedo dormir tranquila porque cuando no estoy soñando que me tiro a las vías del metro o que el autobús en el que voy a la universidad se sale de la carretera de Colmenar, sueño con asfixiar a las pibas con las que mi novio ha tenido relaciones. A veces me he preguntado como podía haber tanta desesperación y tanto miedo (porque los celos no deja de ser un miedo) dentro de mí y que yo no me hubiera dado cuenta.

Tampoco quiero pedir ayuda porque aunque es lo que necesito, en el fondo lo que más me apetece es que se mueran conmigo para no estar sola en el otro barrio. No quiero que me den ánimos, ni que me aseguren lo guay que va a ser todo dentro de un tiempo. Quiero que se tumben conmigo en el suelo del baño después de vomitar y me cuenten un chiste, me lean el periódico más fascista de todos o me laven los dedos índice y corazón. 

Así son todos mis días desde hace meses, pero cielo, si me preguntas qué tal estoy, estaré bien. Aunque tú y yo sepamos que no es verdad y que, a lo mejor, ese día solo estoy un poco menos mal.