domingo, 4 de septiembre de 2016

Sin título.

"Tu nombre suena
a días de tormenta;
haces que yo viva siempre alerta.
Tu cuerpo pide
que te tenga bien cerca,
                                                        sigo esperando una respuesta
                                   entre   tú y yo..."
-Dellafuente-

El nombre de las cosas

Antes de nada, no os extrañéis por el encabezado, no vengo a reflexionar sobre por qué las mesas se llaman mesas o el por qué llamamos árbol a un ser vivo vegetal.
Hablo del título que les damos a las relaciones. Hablo de la diferencia entre “lío serio” y “estar saliendo” o “ser novios”; me río solo al escribirlo y pensar en la cantidad de gente que cree que hay una diferencia a nivel de seriedad o compromiso, que va, eso lo pones tú.
Los nombres solo aportan límites.
Manda narices que seamos tan cuadriculados que le tengamos que poner un nombre a todo lo que nos rodea; os creéis que sois libres y en verdad no os da la gana de serlo, solo sois libres en vuestra 'zona de confort'. Y a eso ni si quiera lo llamaría libertad. Aunque siempre podremos hacer de una jaula un locus amoenus.
Hablo de cuando establecemos una relación con alguien y nos preguntamos '¿qué somos?' Como si la respuesta nos fuese a aportar un suspiro de alivio necesario. No os penséis que un título os va a aportar importancia, ni aprecio, ni mucho menos aplausos (o por lo menos por mi parte). Conozco 'novios' que me  dan asco y también parejas sin nombre que solo son dos personas que se conocen y se juntan sin ser nada y en verdad lo son todo el uno para el otro.

Maldita manía que tenemos de tomarnos más o menos en serio unas cosas u otras según su nombre.

Aunque a lo mejor lo que a mí me dolió un día no fue darle un nombre a mi relación, sino quitárselo.

Así que creo que lo mejor es no ponerle nombre a nada, para no poder quitárselo.
¿O acaso os creéis que cuando les quitamos el nombre también dejamos de sentir? Qué ingenuos, esto no es magia, ni tampoco somos robots, no estamos programados. Seguro que más de uno y más de dos siguen enamorados de su primer amor aún habiendo pasado años. Simplemente hay personas que son debilidades, sin título, ni nombre, ni adjetivos, ni comentarios; debilidades. Personas a las que un día les dimos un título, y al quitárselo no paso absolutamente nada, nada dentro de nosotros; igual creímos que seríamos más libres al decir adiós, pero ya sabéis que no sois libres por lo que decís o hacéis, sino por lo que sentís.
Yo no creo que la esencia de una relación sea la felicidad (porque la felicidad no deja de estar atada a la libertad), sino la libertad dentro de ella. Y mira que os cuesta, os cuesta soltar la correa más que abrir la mente, y ya es decir. Abrid la mente, y las relaciones.
No necesito ningún título para querer a alguien, ni para liarme con él, ni si quiera para ir más allá de un par de besos.
No necesito a nadie que me diga que soy muy liberal, ya lo sé yo, y estoy orgullosa de ello. Me hace gracia cuando mi "hago lo que quiero" se convierte en un "eres una guarra" en bocas ajenas. Genial. Pues sí, y feliz.
Podéis o puedo quitarme todos los títulos que tengo, que voy a seguir sintiendo si quiero.

Últimamente a bordo se respira libertad, aprovechad e inspirad hondo.
He tirado por la borda todos los títulos que me he encontrado por cubierta, camarotes e incluso bodega.
No veáis como pesaban, ¡qué de carga!
Ahora nuestro barco va mucho más rápido.
Os animo a salir y daros un baño, el mar es transparente por aquí y está lleno de peces.
Disfrutad del baño que vamos a hacer escala.




No hay comentarios:

Publicar un comentario