viernes, 19 de agosto de 2016

Como si fuera ayer

Equilibrio

Como me gusta ponerme ñoña y escribir por la noche; las 4:53 de la mañana y más despierta que un búho. Esto es cosa de pueblo y del horario veraniego. He llegado a casa hace poco, pero me apetecía escribir. 
Qué malas son las resacas cuando quieres olvidar; bueno, y las borracheras, las canciones de Extremoduro, las de La Fuga, y hasta la cerveza. 
Nunca pensé que escribiría tantas palabras tristes, pero supongo que poesía es eso, escribir sobre lo que te inspira (aunque a veces sea dolor). 
Como si fuese ayer cuando sufría por la factura del teléfono. O como cuando tenía ganas de volver a la ciudad. 
Intento no pensar en que me quedan 10 días justos para salir con miedo a la calle por si te veo de alguna mano conocida y se me pasan por la cabeza malos pensamientos, de esos que te llevan a la cárcel. 
Supongo que estarás bien, distinto, pero bien. 
Como si fuera ayer cuando te abría la puerta de casa recién levantada y sin lavarme la cara. O cuando me invadías la cama y no quedaba más remedio que tumbarme encima de tí; para tocar las narices, o las estrellas, no sé. 
La rutina está tardando más de 21 días, joder. Yo que siempre me adapto a todo y todavía no asimilo que ya no vaya a hacer más batidos hipercalóricos de Oreos con vainilla y cachitos de chocolate blanco. Ni macarrones con tomate. Ni bizcochos nocturnos. 
14 conversaciones abiertas y todas ellas vacías de ganas. Gente nueva que no sirve para nada. 
Y aunque tú ya me hayas echado de más, siempre habrá cosas que echarás en falta, y alguien que siempre te va a echar de menos. Me basta con que no encuentres a alguien que te haga probar el té o ver divinity. Alguien que no se quede dormida viendo películas en Netflix y que no beba Dewar's. Una que odie los discos de vinilo y le guste la Biología. Por favor te lo pido. 
Quién le iba a decir a "Tempus Fugit" que esta antología rescatada sería una segunda parte tan diferente. Que esta ya no hablaría de Madrid, ni de desayunos en la cama, ni de aniversarios de película, sino de lo que queda cuando se marchan. 
Nadie lo veía venir, una tormenta fuerte y un giro inesperado de veleta;
Y de rumbo. 
Ánimo. 
Y abrazos, muchos abrazos. 
Pero sobretodo espero que no hagáis como yo, no dejéis en tierra el salvavidas solo por quitaros peso. A veces ese peso es el que compensa la balanza. 
Y sin él no encuentras equilibrio. 

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