martes, 25 de julio de 2017

A mí, me, conmigo.

Me quedan una hora y treinta y seis minutos para tener que salir por la puerta. 

Llevo exactamente 16 días sin hacer la cama, y duermo igual de bien. Y de esos 16 días por lo menos 12 he comido pasta. 

He metido una pierna en un sumidero de agua por torpe y llevo 10 días llorándole al mar. 

Cuando voy a hacer la compra tardo casi veinte minutos en elegir la fruta y me río mucho de mi misma. 


Vivo por y para mí y soy un millón y tres cuartos más feliz que antes. Me he dado cuenta de que la felicidad (en parte) se basa en dedicar tiempo a algo que te llena. 

Y si eso que te llena eres tú mismx, adelante. 

Yo soy la primera que no duda en quererse y mimarse. Me gusta cuidarme. Me gusta la independencia y sentirme autónoma porque de alguna manera me veo más libre. Me gusta que me cuiden. Que me acaricien la espalda y me respiren al oído. Me gusta cuidar a la gente que quiero y mimarles. 

En general nunca me ha costado decir te quiero siempre y cuando es de verdad.

Después de todo ya estoy casi curá de espanto, casi, sé que aún me queda mucho por ver. 

Si la vida nos enseñase a todos por igual llegados a cierta edad, el mundo iría mejor. Pero esto es tan impredecible como no tener ni puta idea de jugar al Fifa y echar una partida contra tu mejor amiga que sabe aún menos que tú. 

He visto tales aberraciones en esto del amor que vuestro amor me produce arcadas. No busques la felicidad dentro de la jaula. 

No me gusta el control sobre nadie, pero menos me gusta Dulceida y ahí sigue soltando virus por las redes sociales.

Camino de la mano del miedo que me dan los hospitales y la historia de España. También del miedo que me doy a mí misma cuando me enfado y me hierve la sangre. He mandado mensajes que quizás no debería haber mandado, pero lo último que pienso hacer en esta vida es callarme. Callar es morir. No me gusta ver cómo la gente vive equivocada. Por eso a veces me meto donde no me llaman y me quedo tan agusto. 

Dejo que me conozca todo el mundo para que puedan criticarme con más facilidad. 


En definitiva, me quiero a mí conmigo. 

No he cambiado nada, sigo siendo la misma, solo que un poco más morena. 

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