jueves, 13 de julio de 2017

Jusqu'au port.

Supongo que después de todo ya es hora de volver a arreglarme para salir, de ponerme guapa para mí.

Siempre he sido muy de huir de los problemas, de alejarme de ellos y no tocarlos en un tiempo hasta que estoy preparada para volver y solucionarlos. Sé de sobra lo que echo de menos y lo que no, y eso es un gran paso.

Creo que al final todo sale bien, eso no significa que salga todo como queramos, pero am Ende Klappt es gut. De todo se sale. 
Creo en el karma y por muy absurdo que suene, creo en él de verdad. Como la gente católica que cree en Dios o los musulmanes que creen en Alá. 
También creo en la gente que te hace reirte con chistes malos, con bailecitos ridículos y con mensajes de whatsapp. Pero sobretodo creo en la gente que te conoce, conoce tus miedos, y aún así se queda. 

No soy de hierro, no soy de esas personas a las que le rompen el corazón y dejan de creer en el amor y en la vida; ahora ya no. Supongo que tener 17 años es un factor importante. Sí que es cierto que me tomé fatal que una de las personas a las que más he querido, y me han querido, me hiciese tanto daño. A lo mejor porque nunca pensé que sería capaz de hacérmelo. A veces depositamos tanta confianza y cariño en alguien que cuando se va es como si parte de nosotros se hubiera ido. Y tardas mucho en recuperarla, yo por lo menos. No tengo ningún reparo en decir que las cosas no salieron como yo quería, que me han jodido viva y muerta. 

Ahora tengo experiencia, he aprendido de mis errores. Me he sabido criticar como nadie lo ha hecho nunca. Y he utilizado mis propias críticas para pulirme como persona. Mis errores no han sido enamorarme o confiar en alguien, que va, mi error fue no asumir la realidad (ni las vueltas de la vida en sí). Ahora ya sé que todo puede salir mal o peor, pero siempre merece la pena intentarlo. Por cada cosa que yo hice mal, también hice diecinueve bien o mejor. Y al igual que cuando perdí a mi hermana me arrpentí de todos mis enfados, celos y reproches; ahora de alguna manera u otra también. 
La mejor manera de darte cuenta de que ha pasado la tormenta es ver salir al Sol. Es poder seguir las redes sociales sin miedo a lo que te vas a encontrar, sin miedo a ver la vida de los demás porque es su vida y no la tuya. Es volver a mantener una conversación de más de 15 min con alguien. Es volver a apostar, aunque sea poco; como un ludópata que recae. Es vicio, virtud y constancia. Es saber que alguien ha vuelto a despertar el ansia de coger el móvil para leer un whatsapp o dos. Es tener ganas y es algo bonito, gracioso y cómodo; como las camas del Ikea que están para probarlas. Es tener la certeza de que alguien te piensa mientras mira por la ventana de un autobús/coche con los auriculares puestos. Es simplemente darte cuenta de que todos merecemos una segunda oportunidad, sobre todo nosotros mismos. Es tener la habilidad de quedarte con lo bueno a pesar de todo y no dejar que lo malo te entierre nunca. 

Os mando mil besos y achuchones desde aquí, de veras

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