sábado, 24 de junio de 2017

Yo nunca.

Drunk in Love - Beyoncé.

Yo paso de la tumba llena de orquídeas,
to' lo que te quise te lo dije mucho antes.

Yo nunca me he emborrachado para decir la verdad, tampoco he dejado nunca el vaso de lado para volver a mentir.
Yo nunca he pensado que la vida es como el mar, que todo lo que se lleva lo acaba trayendo de vuelta la corriente.
Yo nunca he creído en la magia, ni en la de las cartas ni en la de una mirada en medio de una fiesta.
Yo nunca he llorado escuchando Dellafuente ni Extremoduro, mucho menos La Fuga.


Solo quiero que tu mires como ahora que nos vemos
llenos de mala agonía recordando tiempos buenos,
suena muy agresivo
decir que no te quiero.

He llorado más con mi lista de reproducción que mi mejor amiga con Teen Wolf.
He intentado esquivar canciones que me ahogaban como un tsunami arrasando con todo, pero el problema de la música es que hay canciones que nunca pasarán de moda.


Y amanecer contigo y ya esta,
eso es mejor que ganar una subasta.
Con que poquito me basta,
con que poquito me encanta.

Al fin y al cabo yo nunca le puse nombre a las canciones, el nombre se lo ponen sus autores. Pero aunque el nombre venga de fábrica, el sentimiento es solo tuyo.
Me muevo desde el indie español hasta el trap, pasando por el rap de Kase O. y el Jazz de Amy Winehouse.


Perdona por no tener un ático,
por haber hecho que te vayas mu' rápido.

Creo que no hay nada más bonito que sonreír por la calle cuando vas escuchando alguna canción que te trae buenos recuerdos.
Durante estos últimos meses he intentado renovar mis playlists, he intentado cambiar canciones, he borrado muchas de ellas y he añadido otras; pero hay canciones que son perennes como las hojas que no se caen de los árboles en invierno.

Tus palabras llevan veneno lento
que hacen que me vuelva a enamorar.
Y veo que se acerca un escarmiento,
a punto de perder una vez más.

He mezclado canciones con la vida real, también vodka y tequila. Y así he acabado. Sacando temas que pensé que no iba a sacar nunca porque realmente no me importan una mierda de vuelta a casa. Creo en el sexo casual y el amor libre. Creo en muchas cosas y confío en la gente. Yo no grito cuando discuto y tampoco se me da bien defender mi postura (tampoco me importa cuando sé que tengo la razón).
A veces no tengo ni idea de lo que quiero, me contradigo cuando digo que sería incapaz de compartir un corazón pero creo en el amor liberal, claro que en mi vida solo me ha importado uno.
Ayer me perdí dos veces volviendo a casa. Pero al final siempre lo encuentras, a veces necesitas más o menos tiempo, pero siempre acabas llegando a casa.
Espero con toda mi alma que toda esta lluvia (sí, a finales de junio está lloviendo en Madrid) me quite el espesor que tengo en la cabeza, porque ya no sé si es la resaca de ayer o algo permanente.
No voy a volver hasta que vuelva el Sol porque el frío nunca me ha gustado, ni si quiera el del aire acondicionado. No hay nada mejor que el calor.
Me prometí a mi misma hace meses que si alguna vez volvía a atarme a algo, sería a un faro para poder guiar a los barcos perdidos. Pero nunca  más a un mástil sin rumbo.



Sueña que sueña con ella.

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