jueves, 19 de octubre de 2017

Stubborn love.

Inside Out. 

Después de haber visto tantísimas películas romántico-dramáticas en Netflix, después de ver como dejaban a mis amigas sin razón alguna; Yo, un saco de hormonas, me había hecho a la idea de que cuando te rompían el corazón te convertías al instante en la mayor hija de puta en este tema. Que había un mini tú que empujaba una palanquita donde los sentimientos se apagaban, algo así como en la película de Inside Out. Y te transformabas en ese amigo que todos tenemos que liga hasta cuando vais a comprar comida al Mercadona, ese que tiene mensajes directos cada 30 segundos, ese al que no le importan una mierda los sentimientos de nadie y ha probado más camas que tus padres cuando estaban decidiendo qué cama de matrimonio poner en el dormitorio de su primera casa.

A mí esa fase me duró lo que tardé en darme cuenta de que podía coger una mononucleósis infecciosa para nada. Y que por muy insensible que yo fuese, siempre había otro peor que yo. 
Durante un tiempo me creí la frase de "un clavo no saca a otro clavo, pero doscientos clavos a lo mejor" - Natos y Waor (expertos en el amor, y en beber ron en vasos del McDonald's), y ni doscientos, ni cinco mil setecientos cuarenta y dos.
Tendemos a pensar que la gente se puede reemplazar/sustituir y eso es mentira. Nunca dos personas podrán ser iguales y nunca tú sentirás lo mismo con cada una, así que nunca intentes buscar en una persona lo que encontraste en otra. Nunca habrá una última vez, pero nunca será como la primera. Nunca quise pasar página pero me di cuenta de que si no pasaba no me quedaba espacio para seguir escribiendo y creo que todavía me quedan muchas cosas que contar. 

Hoy escribo porque me duele un dolor que no es mío. Un dolor que se huele en las personas que lo llevan y es una mezcla de decepción y tristeza, nostalgia y melancolía. Desde que empecé todo esto de la escritura mi único objetivo era ayudarme a mí. Era sentirme bien conmigo misma y respirar hondo. También convertir en palabras los sentimientos y emociones para así poder comprenderlas y comprenderme. Saber hasta qué punto somos capaces de escribir lo que sentimos es algo maravilloso. Pero leer en otrxs lo que nosotrxs sentimos es aún mejor, identificarse con otras personas nos alivia porque no nos gusta la soledad en ninguno de los ámbitos. 


Querida X, no te digo que sea pronto, ni tarde, tómate el tiempo que te de la real gana. Comete errores porque solo así se aprende. Piensa que no te vas a volver a enamorar porque te han aplastado la moral y sigue pensándolo hasta que te des cuenta de que no es así, pero hasta que te des cuenta tú sola. Reflexiona todo lo que quieras con la almohada y coméntale que te sientes como una mierda porque te han engañado con una sonrisa y eso duele como si de verdad te pegaran un guantazo. Cuélgate de los brazos de otros como si fuesen columpios pero nunca cuerdas, porque las cuerdas solo sirven como soga. 
Y dirás que para mí es más fácil porque ese hueco que yo tenía (y tengo) se ha rellenado, pero es que eso no es así. Cada persona nos llena de alguna forma y cuando se va deja un hueco y solo nosotrxs mismxs somos capaces de rellenarlo. Puede que te ayuden pero nunca nadie va a rellenar un hueco que no es suyo.
Quiérete tía, quiérete y cúrate tú sola. Porque puedes.


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