martes, 3 de octubre de 2017

Querida Esther II.

Ahora, que empiezo de cero
el tiempo es humo,
el tiempo es incierto.
Ahora que ya no me creo
que la vida será un sueño.
-Jarabe de Palo

Ya sabes que de vez en cuando me gusta escribirte.
Te reirías si supieses que me he teñido el pelo de ese rojo que tanto odiaba hace cuatro años y que voy a tatuarme la inicial de tu nombre al revés, es un símbolo matemático que no voy a explicarte porque no me vas a entender. Y a ti siempre te ponía muy nerviosa no entender las cosas que yo estudiaba. 
Te dolería saber el caos que se respira en Cataluña. Quieren la independencia, como tú cuando te enfadabas conmigo por quitarte la ropa. Decías que te ibas a ir de casa para que no te quitase nada, y ojalá Cataluña fuese tan buena y legal como lo eras tú, y ojalá el gobierno español no estuviese siendo igual de malo y estúpido que yo con 8 años. Nos prometimos que volveríamos a Barcelona algún día, quizás por eso le tengo tanto cariño a esa ciudad y me está partiendo el corazón este Referéndum.

Van diciendo por ahí que tu hermana pequeña está loca. Pero quién no lo estaría en mi lugar. Me he dado cuenta de que soy lo que criticaba hace dos años justos. Que me están llamando loca desde la posición desde la cual yo llamaba locas a otras. Al final pruebas tu propia medicina tarde o temprano. Me hace gracia, cuando me lo dijeron me recordó tanto a mi yo enamorada que la sonrisa fue involuntaria. En fin, que el amor nunca se acabe y que si acaba, que acabe bien.  

Dentro de tres meses exactos cumplo 18 y no sé si quiero que llegue este año, no sé si quiero acordarme de todo lo que dije que haría contigo en mis 18 y que ya no voy a poder hacer. Si de algo me siento culpable es de haber dejado todo para después, de no haberte tenido como preferencia;  espero que algún día me perdones. Con quince años tampoco pensaba que te ibas a ir, no tan pronto. Por eso desde el 24 de junio del 2015 no hago ninguna promesa, ninguna que requiera tiempo. Porque si algo he aprendido es que el ahora es lo único que tenemos.

Y aunque no haya podido cumplir todas mis promesas y me pesen como una tonelada de arena en la espalda, quiero que sepas que de alguna forma u otra te recompensaré en un futuro. Que te voy a deber todo mi éxito y voy a hacer que te sientas tan orgullosa de mi como yo lo estuve de ti. Tú nunca me dejabas abandonar, ni si quiera cuando jugábamos a la Wii. 

Ojalá pudiese volver a verte una vez más, solo una.  
Los seres humanos somos tremendamente inconscientes y estúpidos, me hizo falta perderte para siempre para darme cuenta de que eras lo mejor que tenía. Y eso dudo que algún día me lo perdone. No hay nada que me dé más envidia que la gente con hermanos, algo tan simple y normal como eso, nada material me produce tal envidia (sana). Y eso demuestra que me queda una vida entera para echarte de menos y hacer que nadie se olvide de ti, de nosotras. Cuídate que yo me cuidaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario