martes, 31 de enero de 2017

Cuerpos.

Rabia.

A penas dos lunares mal puestos en la espalda,
dos hoyuelos al final de la misma como agujeros en alguna carretera desgastada, antigua y poco cuidada. 
 Dos manos con diez dedos en total que no servirían ni para hacer vomitar a una bulímica. 
Unas caderas tan de niña que no se notarían ni aún siendo anoréxica. 
Un vientre en el que un nivel no estaría estable. 
Unas piernas que han rechazado las botas altas por no entrar en ellas. 
Unos pies de esa medida perfecta para que no haya su talla en las zapaterías. 
Unos ojos que engañan y una sonrisa que también. 
Una nariz que se vuelve loca cuando respira en tu cuello. 
Y unos nudillos que no han tocado en la vida una pared con rabia, porque la rabia no debería hacer daño. 
Rabia soy yo cuando no me miras y quiero que me mires cuando yo no te miro. 
Rabia es que te quiten lo que no te podían quitar porque nunca lo habías tenido. 
Rabia son mis dientes cuando las malas lenguas hablan en mi presencia oculta.
Rabia es crítica. 
Rabia es involuntariedad. 
Rabia es morir por matar. 
Rabia es querer y no poder salvarse.
Rabia es consumirse delante de un espejo y ver que no amas tu cuerpo. Rabia es que esto pase.
Rabia es lo que os da cuando a mi no me pasa, porque no me da rabia no ser como queréis que sea.
Rabia es ver como mis amigas lloran por vuestra culpa.
Rabia es ver como utilizáis vuestra libertad de expresión para coaccionar la de otros.
¿Rabia son kilos? Rabia sería no comer.
¿Rabia es una talla? Rabia sería no poder comprar ropa.

La rabia no es rabia. Es odio propio disfrazado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario