lunes, 27 de junio de 2016

Se busca.

El desaparecido.


Llevo algunos días buscándole y no sé nada aún de él.
Me avisó de su partida hace casi una semana, pensé que allá donde fuera me mandaría algún mensaje.
Me equivoqué.
Sé que volverá a irse, a desconectar, para eso están las vacaciones.
Pero tengo miedo y desconfianza apoyados por ajenos.
Sé que volverá en septiembre, como todo lo que se va en junio. Como la rutina, como la ilusión de empezar el curso, como la angustia de madrugar, como el cansancio del día a día.
He de decir que es uno de mis mejores pasajeros aún a bordo.
Es una persona increíble de verdad, de esas que te cambian la vida; de las que te cambian la forma de ser e introducen en ti nuevos pensamientos optimistas. Merece la pena pasar con él una tarde hablando; tienes un abanico de temas muy amplio, desde política hasta fútbol pasando por cultura general o genética molecular. Eso no significa que vayáis a concordar en todo, por eso merece más la pena, te hace ver que tus opiniones no siempre son las únicas correctas. Sabe escuchar y hablar, son algunas de sus virtudes. Siempre, o casi siempre se acuerda de todo. Sale de fiesta, estudia, y come; eso lo hace como nadie.
Pero como todos los seres humanos también tiene un lado oscuro, o no tan brillante. A veces los nervios le pueden. Rara vez es orgulloso y pocas veces se enfada, pero cuando lo hace es insoportable. Cuando te grita te sientes tan inferior que no te salen las palabras para rebatirle y eso da rabia (a veces me hubiera gustado responder). Difícil de aguantar en época de exámenes. Empatizar se le da bastante mal en algunas ocasiones (la empatía no es solo ponerte en el lugar de otro, sino pensar como pensaría el otro en su situación y entenderlo), se cree que todo el mundo piensa como él. Vive en una especie de sauna a la que llama 'habitación' donde pasar calor es inevitable. Se le olvida que hay más mundo fuera de su entorno. Y le pasa que se hace cargo de actos que luego no es capaz de llevar a cabo, no le juzgo, a todos se nos va la fuerza por la boca.
Cuando admites a un nuevo tripulante debes ser consciente de todo, tanto de lo bueno como lo malo.
Hace más de un año que fue admitido y no me arrepiento en absoluto, pasó las vacaciones de navidad fuera y luego volvió. Sin ningún rencor por mi parte.

Si algún día lees esto, quiero que sepas que siempre serás bienvenido.
No me hago responsable de mis reacciones involuntarias, son involuntarias. Y tampoco de mantener la misma relación. Somos de quien nos cuida y cuidar no implica contacto físico, bien puedes irte a mil kilómetros de aquí que si quisieras cuidarme sabrías encontrar la manera. Siento decirte que esta vez han sobrado seguridad por tu parte y expectativas por la mía.
Posdata: espero que estés bien.

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