lunes, 27 de marzo de 2017

Instrucciones.

Pero contigo es cierto que el mundo parece un poco menos feo.
Contigo es cierto que a veces romper las cadenas duele un poco menos.
Y aprendo contigo.
Y contigo camino.
Me encanta todo lo que hemos compartido,
tirando barreras, rompiendo los mitos...

Te quiero libre.
Y me quiero libre contigo.
-La Otra-

Puzles.

Esto es como un puzle, uno muy grande, de los de más de mil piezas de 1,40m x 2m. De los que ocupan toda la pared del dormitorio y requieren mucho tiempo hasta enmarcarlo.

¿Qué pasaría si cuando llevas un cuarto del puzle éste se cae y se desmonta? Teniendo en cuenta que es una superficie enorme, es bastante frustrante y te desmotivas. Pero recoges las piezas y vuelves a montarlo. Sigues, es la primera vez. Y esta vez tienes más cuidado de no tirarlo al suelo.
¿Y si pasara lo mismo cuando llevas la mitad? Ahora cambia la cosa, la mitad ya es mucho. Pero supongamos que somos muy insistentes y volvemos a montarlo, con todas nuestras fuerzas y ganas.
Hemos puesto mucho empeño en hacer el puzle y queremos terminarlo.

A la tercera nunca va la vencida.
El puzle se vuelve a caer, o alguien se sienta encima, o eres tú quien lo tira sin querer. Pero joder, es tu puzle, ya te sabes de memoria las piezas, cómo encajan y cómo no. No puedes tirar la toalla. Le has cogido cariño.
Siempre hay una cuarta, y por qué no, también una quinta.
Hemos perdido la cuenta.
Pero siempre acabamos recogiendo las piezas e intentando volver a construir lo que ya sabemos montar de memoria. Porque las piezas siempre van en el mismo sitio. Acabas por numerarlas mentalmente y ya sabes el orden, la forma, y el tiempo que requiere ponerlas.

Piensa para la próxima si es tu culpa, la del puzle, la de las piezas, la de los demás o la del entorno el hecho de que nunca termines el maldito puzle. A lo mejor no es culpa de nadie y venía defectuoso de fábrica, como la mayoría de cosas que se conocen y compran por internet.

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